Sucesión de vivencias que se empujan como piezas de dominó,
que obligan a mis pies a seguir
y avanzar como en una puerta giratoria.
Vértigo de sensaciones y emociones que intento asimilar,
hacerlas parte de mí, y que por momentos enmudecen.
Palabras habladas bajo el cielo estrellado,
esa alegría bien sentida y espontánea
momentos y miradas cómplices
que me hacen alcanzar el cielo de esta rayuela.
No hay descanso ni compás de espera que permita mirar atrás
/para abrazarte un poco más/
y llorar con ganas y sabor a despedida.
Un adiós fugaz y nuevas promesas,
no preguntes por qué pero sé que volverás.
miércoles, 27 de enero de 2010
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