le vi sus manos reparando las heridas,
le vi la soledad de Domingo por la tarde,
le vi las palabras que susurró al oído,
le vi la sombra golpeando la puerta
y el sabor perfumado de su piel oliva.
Le vi las palabras que rompieron silencios,
le vi su mirada directo a la mía,
pero también...
le vi escondiendo,
fingiendo,
demorando,
argumentando,
suspirando,
y yéndose.