Esta ciudad que no mira
que huele y no toca,
suena rítmicamente
entrelazada a mis sentidos.
Imágenes absorbidas que intento procesar,
pero impactan de tal modo
que no puedo descifrar.
Y siento aún en mi piel,
la indiferencia y el ruido,
las marcas perennes del asfalto crudo,
y esa mirada impávida del tren.
Mundos paralelos
que no se encuentran,
y no se ven.
Me despierto agitada
respiro con sobresalto.
Los ruidos de la ciudad
persisten como agujas.
Me estiro hacia tu abrazo
Y me siento afortunada.
martes, 10 de mayo de 2011
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